2019: MUESTRAS FINALES
2019, MUESTRAS FINALES - PENAL MODELO ANCÓN II Y PENAL VIRGEN DE FÁTIMA
El 2019 ha sido un año diferente. Con la reestructuración del Penal Modelo Ancón II de mixto a solo de varones, el pabellón de mujeres fue trasladado a diversos penales. Y adonde las jóvenes de Soy Libertad fueron, nosotros también fuimos. En el año 2019 realizamos el proyecto, por primera vez, en dos penales: Ancón II y Virgen de Fátima.
Las creaciones de ese año estuvieron impactadas por el traslado y nos hicieron volver la mirada hacia el penal como el espacio que habitamos y al taller como el espacio que construimos; nunca ajeno el uno del otro. ¿Cómo es estar aquí? ¿Qué pasa cuando estoy sola/o? ¿Qué pasa cuando nos encontramos? ¿Cómo imagino el reencuentro? ¿Cómo adaptarse a este nuevo lugar, a esta nueva situación? ¿Qué dejamos atrás y qué viene conmigo? ¿Tenemos que despedirnos? Estas preguntas fueron motores para reflexionar en escena sobre los vínculos que creamos en los espacios que habitamos y el sentido de pertenencia. Las muestras finales del 2019 estuvieron marcadas por la despedida: una despedida que celebra el tiempo que pasamos juntos y juntas, que reafirma que queremos seguir creando, y que mantiene la ilusión de volver a encontrarnos afuera todos y todas, en libertad.
FICHA TÉCNICA - 2021
Dirección: Lorena Pastor
Dirección de muestras finales: Silvia Tomotaki
Equipo de creación: Sandro La Torre, Bruno Ocampo, Amira Ramírez, Silvia Tomotaki
Producción: Pamela Gonzales
Video y fotografía: Samuel Paucar
Diseño de sonido e iluminación: Julio Beltrán
Voluntarios: Lorenzo Chávez-Fernandez, Renato Huamaní
Dirección general del proyecto: Lorena Pastor
Producción General: Especialidad de Creación y Producción Escénica de la Facultad de Artes Escénicas de la PUCP
Participantes: 27 (11 internas del penal Virgen de Fátima y 16 internos del penal Ancón II)
Sede: Penal Modelo Ancón II y Penal Virgen de Fátima
(1)
Esta historia comenzó con un viaje, “Viajo por tus sueños”, en el 2014, es la primera obra que presentamos. Estoy segura que desde ese día no hemos dejado de soñar.
Cuando estoy solo en mi espacio, mis demonios juegan conmigo a que nunca llegaré a ser feliz.
Cuando estoy solo en mi celda en el encierro total, me pongo a pensar en el tiempo perdido. Me pongo a pensar en mi familia, en cómo estarán, cómo se sentirán. Trato que el encierro no me gane, por eso, me pongo a escuchar música, a cantar.
(2)
Cuando estoy solo en mi celda, me siento atrapado y la única salida es cuando comienzan a llamar “Teatro”. Es que el teatro en este encierro me da libertad.
El día comienza a las 5:30am. Me despierto, oro, luego me voy a duchar. Hago mi cola hasta que me toque mi turno, ahí ya casi son las 6am. Prenden las luces y uno ya puede hacer bulla. Me trato de vestir lo más rápido posible, porque los camarotes no tienen cortinas. A las 7am traen el desayuno, es decir, la paila. A las 8am aproximadamente, todas tenemos que estar en el en el patio, esperando que nos pasen la cuenta…
…Nuestro día termina a las 9pm que todas tenemos que estar en nuestras camas. Muchas ya están acostumbradas a dormir a esa hora, mientras que otras escuchamos el ruido de los cerros y de las cosas que nos rodean, sintiendo que solo una pared nos separa de esa realidad.
(3)
Cuando nos avisaron que nos iban a mandar de traslado yo quise ser fuerte y dije “igual aquí y en donde sea estamos presas”, pero algo dentro de mí me decía que estaba dejando algo más…con el transcurso de las horas mi mente comenzó a recordar todas esas cosas bellas que pasamos mis compañeras y compañeros: sentir un abrazo sincero, una sonrisa familiar, recordar juegos, caídas, risas, llanto…cómo olvidarlos si parte de mi vida se quedó allá en ese lugar.
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Cuando nos reencontremos afuera, quisiera que todas las cosas que hemos hecho aquí y estudiado las pongamos en práctica. Y, así, demostrarle a la sociedad y a nuestras familias y a nuestros profesores y a uno mismo, que hemos aprendido algo, que capaz afuera no lo hubiera aprendido. Porque hay personas afuera que también se sienten encerrados igual que nosotros. Es por eso que hay que aprender a valorar nuestra hermosa libertad.
Cuando nos reencontremos seré el hombre más feliz del mundo. Volveré a nacer y volveré a rehacer mi vida con esperanza y armonía.
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Cuando nos reencontremos tengo la sensación de que las abrazaré con algunas lágrimas y el corazón.
Doy gracias a Dios y a las personas que estuvieron conmigo, y a los que no, y a los que se fueron. Dios bendiga a todos.