CINCO AÑOS

CINCO AÑOS - PENAL MODELO ANCÓN II

Hace cinco años empezamos este viaje sin imaginar todos los lugares que visitaríamos y todas las experiencias que viviríamos, experiencias que atraviesan desde lo más personal, hasta lo colectivo, generando vínculos y vivencias únicas y compartiendo nuestras historias y obras con la comunidad. En estos años han participado cerca de 50 jóvenes de distintos Módulos del Penal Modelo Ancón II. Cada uno de ellos tiene un lugar, con nombre propio, en la historia del grupo, que es la historia del proyecto. Todos han dejado inscrito en el espacio y en nuestra memoria sus historias, sus anhelos, sus luchas, sus fortalezas y debilidades; sus ganas enrumbar su vida y ser autores de su propia historia de vida. Este proyecto es sostenido por un convenio institucional entre la Facultad de Artes Escénicas de la PUCP y el INPE, instituciones que creen y apuestan por los jóvenes y por el arte como camino de crecimiento personal y colectivo. Se sostiene por las personas que ponemos en acción y movimiento el proyecto desde diversos lugares, cumpliendo roles distintos; asumiendo el reto con responsabilidad, profesionalismo y mucha fe. Gracias a todas las personas que han hecho y hacen posible que este proyecto ocurra y se proyecte a continuar y crecer.

FICHA TÉCNICA - 2018

Dirección: Lorena Pastor Rubio

Equipo de creación: Silvia Tomotaki, Sandro La Torre, Lucero Medina, Bruno Ocampo, Amira Ramirez y Antonio Venegas F.

Producción: Antonio Venegas F.

Video y fotografía: Samuel Paucar

Diseño de luces: Julio Beltrán

Diseño Gráfico Antonio Venegas F.

Producción General: Facultad de Artes Escénicas

Equipo voluntario: Ingrid García, Gabriela Rojas, Norma Venegas, Allyson Espinoza, Xiomara Grandez y Mauricio Linares.*

*Estudiantes de la Facultad de Artes Escénicas


Dirección general del proyecto: Lorena Pastor

Producción General: Especialidad de Creación y Producción Escénica de la Facultad de Artes Escénicas de la PUCP

Participantes: 41 (16 internas y 25 internos)

Sede: Penal Modelo Ancón II

FRAGMENTOS DE LA OBRA

(1)

Reímos y lloramos, pero sobre todo seguimos abrazando la misma estrella por la cual nos propusimos pertenecer a esta pequeña familia, donde el corazón siempre estará dispuesto a seguir soñando con el día en que despertemos libres. Dispuestos a sonreírle a la vida, por más heridas que nos deje el tropezarnos. Dispuestos a levantarnos, por más doloroso que sea una despedida. Y que nadie se sorprenda del loco que place de hacer cosas que ni yo mismo las entiendo. Es por ello que no puedo describir el alma de mis lágrimas, solo las puedo sentir navegantes entre mis mejillas, ardiente entre mi pecho. Estar allí para mí es algo inexplicable, como tocar el sol o como pisar la luna. Pero no soy yo el que les escribe, sino este niño que vive dentro de mí y me recuerda que tengo derecho a sonrojarme, a comerme las palabras de mis escritos si es necesario, pero, por sobre todo, que tengo que estar aquí porque ahora soy parte de esta familia.


(2)

Eran las 4pm. Sabía que ya no estaba en casa y que mis lágrimas no harían que despierte de esa pesadilla. Solo quería tener a mi madre y mi hermana y refugiarme en sus brazos, pero estaba lejos de que eso ocurra. Me registraron. Otro técnico me pedía la única bolsa de ropa que tenía. Escuchaba el grito vacío pero feroz de otros internos. Muchos me miraron y yo adopté una postura seria. Me condujeron a Prevención. Esa noche no pude dormir porque solo pensaba en mi casa, mi familia y que pronto termine esto. Al principio fue así, porque con 18 años y sin haber vivido, sentía que me ahogaba.

(3)

La última vez que caí tuve miedo, desconfianza en mí mismo.

La última vez que caí

Sentí como un escalofrío

Y todo acabó

La última vez que caí sentí que el mundo se me venía encima.

Pensé que no me iba a levantar.

La última vez que caí me levanté de nuevo…y volví a intentarlo.

El teatro me ha regalado sonreír, y ahora te lo regalo a ti.

El teatro me ha regalado felicidad, y ahora te lo regalo a ti.


(4)

Hola familia. Como sabemos todos estamos muy lejos de casa, de mamá y papá, pero nos tenemos el uno al otro. Quiero decirles algo, compartir una enorme alegría con todos ustedes, pero no sé cómo decirlo y creo que una de las formas de hacerlo es escribiéndoles con la verdad. Por un motivo nos fuimos de casa, pero Dios nos regaló una segunda oportunidad de ser los verdaderos hijos, nietos y padres que siempre quisimos ser. Les agradezco a todos mis hermanos y hermanas de la Católica por permitirme compartir emociones, pensamientos, costumbres, sus secretos. Nunca dejen de luchar. Esto es un hasta pronto. Me voy a la calle y no tengo miedo de enfrentar la realidad porque salgo con suficiente capacidad para luchar. Los espero en la casa. Los voy a extrañar. Y no olviden agradecer siempre a las personas que los ayudan, que se dan un omento de su tiempo para enseñarnos a valorar la vida y la libertad. Me despido con un fuerte abrazo y un cariño especial. Católica siempre unidos. Bye.