2016

"(…) pero si no hubiera llegado el teatro no sé dónde hubiera acabado. El arte tiene una forma de liberarte mágica. No sé si se basa en teorías o en qué se basará, pero para mí fue mágico. Simplemente en abrir mi corazón y expresar algo que tenía guardado, fue la solución a todo lo que me sucedía. Fue la solución a volver a sentirme libre, aunque sea por un instante. Y ese instante bastó para poder sentirme libre los próximos tres años que me quedaba. Me dio fuerza para levantarme y trabajar todos los días. Para tender mi cama, para doblar mi ropa, para lavarla, que era lo que no hacía. Tenía toda mi ropa amontonada. Desde ese día lavaba mi ropa, tendía mi cama, hacía ejercicio, volví a jugar pelota, que era un sueño que yo tuve de niño. Quise ser pelotero. Lamentablemente la mala vida no me lo permitió. Pero lo recuperé: volví a jugar pelota. Años que no lo hacía. Desde que tenía 15 años, ya tenía 20 y no jugaba pelota. Volví a jugar pelota. Volví a creer en mí".

"Me sentía en un abismo y no podía seguir adelante. Y en buena hora llegaron mis profesores y dijeron que iban a hacer teatro. En ese momento, que como que sentí...cuando estuve en el taller, como dice mi compañero, de repente algunos fueron por chacota, pero poco a poco nos fuimos entregando hacia nuestro trabajo. Nos entregamos completamente y salió algo bonito que fue la primera obra. Salió algo muy bonito que salió de nosotros mismos, con ayuda de nuestros profesores. Al descubrir lo que teníamos adentro y que no sabíamos. Al explorar nuestro interior. A sacarlo todo: nuestros miedos, nuestra alegría, nuestra falta de ayuda. Y ahí, no sólo eran mis compañeros, éramos una familia. Que nos ayudábamos en todo, no sólo era en el taller. Era fuera del taller, en el mismo pabellón. Nos ayudábamos como hermanos".

"Recuerdo que el juego que me despertó a ser niña fue esto de pasar por debajo de las personas, los encantados. Te encantan y para desencantarte, tienes que pasar por debajo de las personas. Y es el juego que más me gustó porque volví a ser niña, ¿no? Perdí el tiempo que perdí en todo ese lapso que estaba trabajando. El teatro fue ahondando en todo esto. “Viajo por tus sueños” fue una experiencia inolvidable. Sentí de que había llegado a la cima, a lo más máximo. Me sentí orgullosa de mí. Mi familia se sintió orgullosa de mí. Fue el momento donde pude presentar lo importante y significativo que sigue siendo mi hijo en mi vida. A pesar de que ya no está aquí".

"También esto nos ayuda a aprender a expresarnos, también aprendemos a conocer al prójimo sin juzgarlo por lo que está en este lugar. Simplemente nos tratamos como personas y no por delitos, como ocurre en otros lugares. También este espacio me ayuda a desenvolverme como persona y a sentirme orgullosa de ver que soy capaz de conseguir lo que me propongo".